lunes, 10 de septiembre de 2012

El Gordo, pero no el de la lotería

El otro día me contaron que un chico de mi edad, alguien que había sacado una buena nota en selectividad, había estado dándose aires de grandeza riéndose de una chica que había sacado peor media, y si le preguntaban que qué tal en los estudios inflaba la calificación, la engordaba. Qué pena me dio mientras me contaban eso, aunque está claro que esto es España y hasta el más tonto hace relojes, o se los come. ¿Os acordáis cuándo para encontrar a un gilipollas había que buscar? Ahora cruzas la esquina y resulta que encuentras a gente con una vida tan vacía que la llena con la de los demás, gente con complejo de grandeza que no llegan a ser más que marujas del tres al cuarto que no valen nada. Les gusta presumir de algo que no son, un quiero y no puedo constante. Hablar por el vicio de hablar. Visto así, te invito a que cambiemos de planeta.


miércoles, 20 de junio de 2012

Corazones cinco estrellas


La risa hasta que te duela el estómago, las lágrimas de felicidad, un abrazo tan grande que te evada del mundo y ni oigas el resuello de tu respirar, un beso, una sonrisa que detenga el tiempo… son cosas que no se pueden fingir. Es algo que te llena, que te completa y te lleva a una dimensión inequívoca de alegría, a una antesala del recuerdo que con el tiempo sus paredes se fortalecen. Que te define. Las personas que se cruzan en tu vida no han sido colocadas ahí por azar. Las palabras pueden mentir, los hechos no. Y el hecho de que tú seas consciente de lo que quieres a esas personas, de lo que serías capaz de hacer por ellos, te hace más fuerte, más humano en su verdadera esencia, mejor. Hay lazos que no se pueden cortar ni quemar, ni siquiera deshacer si las manos de una sincera amistad lo anudaron. El mejor querer es el que todavía no hemos escrito. Puestos a decir cosas bonitas podría dar nombres, cada uno que elija su traje a medida. ¿Qué van a saber de nosotros aquellos que no han recorrido nuestros pasos? ¿Qué van a saber de ti y de mí aquellos que abandonaron el camino? No tengo tiempo ni ganas para odiar a la gente que me odia, hay barreras mucho más altas que la hipocresía o el interés y estoy demasiado ocupado queriendo a la gente que me quiere y sonriéndole a la vida. ¿Quién juzga a quién? Escribir es una manera de fotografiar el pensamiento, y hay gente que fotografía la nada, un humo exhalado por su alma en calidad réflex. Queda mucho por reír y llorar y abrazar y besar y sonreír, y lo que viene después de reír y llorar y abrazar y besar y sonreír es mejor todavía, os lo aseguro. No importa el lugar, no importa el momento, importa la persona. Increíble es que exista gente así que te sorprenda tanto y para bien, en un mundo donde se añoran los tiempos en los que para encontrar a un gilipollas, había que buscar. El cómo llegar a querer tanto a estas personas no se puede definir, es demasiado complejo, como un sueño. ¿Y por qué no vamos a soñar, si es gratis?

lunes, 21 de mayo de 2012

Todo inicio, tiene un final

Parece que fue ayer cuando corría el año 2004 y Aznar estaba enseñando su bigote ante el mismísimo Congreso Estadounidense. Qué bigotazo, recuerdo ver por televisión las imágenes de las masas americanas aplaudiéndole y queriendo tocárselo; el bigote, por supuesto. Para mí Aznar lo tenía todo: bigotazo y abdominales. De hecho, fue él quien trajo a España la moda por lo metrosexual, que luego le copió Cristiano Ronaldo, y eso lo sabemos todos. También se estrenaba El inquilino, ¿quién no se acuerda de esa gran serie de Antena 3? A mí me hacía “de reír” no sé cómo la cancelaron… vale que era un truño, pero de aquella a mí la mierda me gustaba. Aunque no toda, por aquel entonces se estrenaba Lost y a día de hoy sigo sin haberla visto.

En las pantallas pudimos visionar Mar Adentro de Amenábar y su versión porno, Más Adentro, que es la que triunfó. Y se estrena Saw, sow, sau, sou… aquí sobre la pronunciación nunca nos hemos puesto muy de acuerdo. Además, hacía poco que la trilogía de El Señor de los Anillos había terminado, parecía como si la vida fuese perdiendo el sentido poco a poco, ese mismo año José Luis Rodríguez Zapatero toma el poder, la debacle había dado sus primeros pasos. 2004, fue un año donde Mark Zuckerberg fundaba feisbuc, que está bien, y salían a la venta Los Sims 2, que está genial. Dime tú si no eras de los que los encerrabas entre cuatro paredes, o les dejabas nadar en su piscina para luego no dejarles salir. Así comenzó Al Qaeda, jugando a los sims. ¿Os he dicho ya que Aznar tenía un bigotazo? Pues eso.

Seguíamos utilizando la plei esteixion dos, que ya suena hasta viejuno. Y hablando de cosas viejas, Juan Carlos palito de Borbón daba su discurso Navideño… ¡y se le entendía! Belén Esteban no era demasiado conocida y ahí la teníamos, con su tabique todavía sin operar y todo. Hasta Falete estaba delgado… bueno no, Falete seguía dándose su buen festín de chorizos y nabos. Michael Shmukar schuma… este de la fórmula 1, lograría su séptimo y último título de campeón del mundo y El Súper Dépor, mi Dépor, llegaría a semifinales de la champions, donde quedaría derrotado por cierto técnico portugués <<a mí, esta shempions, me daría vergüenza de ganar>> Un año donde el Ai se eu te pego no existía

Espeluznante hecho colmado de terror y apocalipsis, ¿verdad?

Y se estrena House, ese genio médico sin bata y con bastón, adicto a la vicodina, especialista en enfermedades infecciosas y nefrología. Él, junto su equipo de diagnóstico médico en el Princeton-Plainsboro, me han hecho pasar sus más de 150 episodios enganchado a un televisor o a una pantalla de ordenador, cabreándome porque no se terminaba de descargar el capítulo o porque me saltaba la limitación de MegaUpload. Tal día como hoy, la serie termina su travesía. El doctor cierra consulta esta madrugada. Y qué mejor manera que hacerle esta breve entrada. ¿Hoy a que me dejáis poner la frase sin riesgo?
  
"Tranquila, es tratable. Lo de ser una puta no, con eso no podemos hacer nada".

"Todo el mundo miente, la única variable es sobre qué".



domingo, 29 de abril de 2012

Una de monos

 ¿Y si os digo que esta entrada irá de monos? Sí, de monos, habéis leído bien. Quizá sabiéndolo de antemano podáis decir que ésto no será el mejor escrito del mundo, y he de confesar que tampoco es eso lo que pretendo.
A veces, sin llegar a saber muy bien el cómo conocemos a estos monos de los que os hablo, descubrimos sin saber muy bien el cómo que, en síntesis, por ellos lo somos todo, sin ellos no somos nada. Son la parte íntegra de ese conjunto en el que se cimenta la vida, donde escribir páginas sin anemia a besos y abrazos y risas, sonrisas sin puntos ni comas. ¿Dónde firmar ese viaje con billete de ida? ¿En qué lugar de la Ruta 66 encontrar esa llave con la que abrir la cerradura de la Puerta del Sol? Que yo quiero llegar para sobornar al calendario, y en la víspera de mañana invertir en una prórroga para que el aire que respiro, se deje el tufillo a despedida para la eternidad, sin el acuse de recibo de las idas y venidas.
Se trata de hacerle un corte de mangas al hastío. Ganas de lo contrario de la muerte, encontradas al hilvanar corazones. Hay vida más allá, pero no es vida. Monos sin boina de paleto, que son un chute de lujo para los que lo rodean, y a los que ojalá les queden muchos años de dosis a suministrar. Una vida a la que deberían recetarla, como cosquillas en la espalda, siete viernes por semana. Esa perfecta vacuna contra el aburrimiento del resquicio que la madrugada. Me gusta caminar en dirección contraria de los que están de vuelta y no se han ido. Abrir la caja de pandora para descubrir, una vez más, que son muchas las ganas de reír y reír hasta que duela el estómago, que hay quien merece la pena, quien te enseñe sin conocerlo a subir de tres en tres las escaleras. Antes de que la aurora eche raíces, las voces del desierto intentarán usurpar hasta los huesos, saber dónde radica la diferencia es el as en esta manga del destino. Monos vendedores ambulantes de alegría. Sin irse por las ramas, los troncos no son poesía sino infames ripios. Esta entrada va de una de monos, pero unos monos llamados amigos, camuflados en el *_* del agfdgfdhg.

 
Deberían recetarla, como cosquillas en la espalda, siete viernes por semana.

jueves, 29 de marzo de 2012

El ying, el yang, las palabras


Quizá estas líneas no cambien tu vida, ni mi propósito es tal. Concebir la idea de encaminarse por el sendero que conlleva afrontar la escritura en un blog, tan sólo la mera concepción de iniciarse en él, se antoja a todas luces una travesía peculiar, singular en cuanto al contexto actual en el que se cimenta la denominada red de redes, relacionada con esa absurda moda de escribir más bien poco, ni qué decir del tan manido tema de la restricción en ciento cuarenta caracteres para mensajes, eso sí, por lo menos tienen la gentileza de ofrecer al respetable veinte caracteres extra si se trata de una descripción que harán llamar biografía. Nunca sabes qué podrás conseguir con esos veinte caracteres que te brindan, de gratis. Los blogs están destinados al olvido si la presente tónica social sigue su curso.
Siempre, desde que tengo uso de razón, -esto es- hará dos o tres meses a lo sumo, he mantenido que los mejores escritos surgen de tus peores momentos anímicos, cuando estás hecho mierda, pero mierda de verdad. O de esos instantes en los que hasta Falete te parece atractivo, aunque en ese caso estás hecho mierda y muy borracho, pero como ejemplificación es totalmente válida. Sin embargo, a mí me gusta escribir cuando de una sencilla ecuación matemática hallamos en su postulado final que la equis ha dejado de ser la incógnita y se descubre como felicidad pura. Eso, siempre y cuando Falete haya dejado que se revele y no se la haya comido antes.
Podría terciar en medio de este pseudo prólogo lo que será mi blog a partir de ahora, que muchas son las posibles teorías por las que iniciarse en este mundo es evidente, la propia viene impulsada sencillamente por afán de equipararse con el joga y las altas esferas de la sociedad, o la joga y la de familia noble, como gustes en llamarlo, no pretendo ávido lector que entiendas estas referencias. En definitiva, desconozco si escribiré algo de provecho, digno de no ser depositado en las más y mejores limpias papeleras, no obstante, estoy seguro que algo habrá. Hasta que el cuerpo aguante.
Me gustan las sonrisas, si enseñas una eres bienvenido. En ocasiones, un tedioso volvamos a empezar es una salida para esta entrada que se queda a medias: El ying, el yang, las palabras.